Crónica

ENTRE LA AVENTURA Y EL RIESGO

Hermosa tarde de jueves, podríamos ir de paseo, bajo un lindo sol “veraniego”, a cualquier parte de nuestra pequeña “ciudad bonita” oración que conforma toda una paradoja, mas así somos los colombianos. Pero esto sería en otros tiempos, hoy preferimos, para nuestra recreación, los centros comerciales o los grandes almacenes de cadena y ¿qué encontramos aquí?... durante una corta visita al almacén éxito esto fue lo que observamos.

Primero, que dichos lugares son más frecuentados por mujeres que por hombres, la hora de llegada ronda entre las tres y media y las cuatro de la tarde, el sito más visitado por los jóvenes es el de música, las mujeres, por su parte, prefieren los lugares de la ropa, los zapatos y el maquillaje, pero esto sucede después de las cuatro de la tarde, antes de esta hora, y ante la soledad del lugar, decido visitar la librería, allí me sorprende la “amabilidad” con que atienden a un posible comprador ,pues me guía una muchacha y me escolta un joven alto; ante mi indecisión, la muchacha me abandona pero mi escolta espía cada uno de los movimientos que realizo, al final para no importunar más el trabajo de joven, desempolvar los libros que nadie o quizá pocos ven, abandono la librería, dándome cuenta que el profesor corre con más suerte que yo, y me dirijo hacia otra parte del recinto.

En la sección de música me doy cuenta que está llena de muchachas y muchachos la mayoría de colegio, que decidieron faltar a clase, hacerse la rata, como dicen los argentinos, para ir al “éxito” a disfrutar de la música en forma gratuita, en este apartado también hay una pequeña librería, que contraria a la anterior si es ojeada por los visitantes, puede que sea por lo llamativo de los títulos que llevan los libros por ejemplo: “100 secretos para conseguir el éxito, 10 estupideces para dañar mi relación amorosa, de quién es la culpa, etc.” ante esto, decido visitar la sección de licores y vaya sorpresa encuentro que muchos de los vinos son importados y me lanzo como loco hacia los estantes y nadie me ve, entonces pienso un momento –será que soy el único a quien le interesan los vinos o soy un alcohólico- de repente, detrás de una simulación de cava aparece un amigo quien observaba el nombre de algunas cervezas…intercambiamos saludos y algunas pocas palabras respecto a los precios de los licores y ante nuestra falta de dinero, para poder adquirir uno, decidimos salir del almacén a fumar un cigarrillo.

Sentados en las gradas, cerca de las escaleras eléctricas, atractivo turístico del éxito intercambiamos algunas opiniones sobre el porque la gente acudía, masivamente, a estos sitios a depositar su dinero y esto fue lo que sucedió:

En este sitio se encuentra de todo, desde llantas para carro hasta papel para envolver manzanas, pasando, claro está, por el ya típico pan francés que te identifica como cliente de las panaderías éxito, y por ende anuncia a los demás que tú eres una persona de prestigio, porque no compras el pan en la panadería de la esquina, lo que no saben, es que antes de comprar el pan están comprando una marca y están sirviendo como publicidad ambulante y por esto nadie te paga.

Así, la aventura de la tarde se convierte en un riesgo de no tener una identidad que ayude a frenar esa compulsión obsesiva por comprar y mostrar marcas elegantes y prestigiosas que sólo consigues en almacenes de cadena pero en fin, como dicen por ahí: “cada quien hace de su culo un florero” y yo por mi parte de que me sirve el papel para envolver manzanas si ni las manzanas puedo comprar.

Ana Graciela Flórez Guzmán
Cód: 2040601

martes, 19 de agosto de 2008

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